A partir de este número incluiremos un espacio en El Nikkei, para conocer un poco más sobre Shodō, la caligrafía japonesa. Es mi intención que en cada encuentro no sólo veamos escritura, estilos y palabras, sino que además aprendamos un poquito de aquello que no se ve, pero que se siente a la hora de apreciar una obra de arte. Pero primero lo primero.
El Shodō utiliza básicamente cuatro elementos para su realización, llamados 分房四宝, es decir “los Cuatro Tesoros de Escritorio”: pincel, tinta, tintero y papel.
La caligrafía japonesa, o Shodō, es una de las artes derivadas del pensamiento Zen, una filosofía que tuvo gran peso sobre todo en los más altos estratos sociales del antiguo Japón (principalmente los Samurai) y sus principios se esparcieron a todas las producciones culturales hasta hoy. Es por esto que fueron tan practicadas y que cualquier seguidor del Bushidō, conocía al menos varias de estas disciplinas.
Algunas de las artes que reflejan este pensamiento son Haiku (poesía), Kyudō (Tiro con arco), Sadō (ceremonia del té), Kadō (o Ikebana, arreglo floral), Kendō (esgrima), Karesansui (Jardín Zen), Teatro Noh.
De aquí en adelante entonces, veremos muchas caligrafías y a aprender un poco más sobre cómo están hechas. Pero eso lo vamos a ver más en profundidad en el próximo encuentro. Los dejo con los ideogramas de hoy que, como no podía ser de otra forma, son los de «Shodō». Están hechos en el estilo de los escribas 隷書 (reisho), muy común durante la dinastía Han en China, y que aun se usa gracias a que mantiene cierta legibilidad.
Eso es todo por ahora. Nos vemos la próxima.
Juan García
Shodō
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